domingo, 22 de septiembre de 2013

Siria, Egipto,... primavera árabe y petróleo

En Siria las protestas ciudadanas que se iniciaron en 2011 han degenerado en una guerra civil sangrienta que ya se ha cobrado más de 100.000 víctimas y cerca de dos millones de refugiados. El hecho de que una fracción de esas víctimas lo sean por uso de armas químicas podría servir de justificación para una intervención militar por parte de Estados Unidos. Una justificación que no deja de ser extraña y para mí francamente difícil de digerir: parece pasarse por salva sea la parte al 99% de las víctimas, masacradas por igual, pero solo con armamento convencional. 

En Egipto, dos años y medio después de que la movilización ciudadana propiciara el derrocamiento de un dictador y el establecimiento de un régimen democrático, el malestar social y los disturbios no dan tregua. El pasado julio, en medio de las protestas y el desorden civil, un golpe de estado militar depuso el gobierno salido de las urnas. Las víctimas del conflicto son ya más de 1.700.

Estos son ahora los casos más virulentos, pero la realidad es que dos años y medio después, el optimismo que dejaba traslucir la llamada "primavera árabe" parece haberse esfumado por completo. ¿Qué está pasando?¿A qué se debe este clima permanente de malestar social?¿Por qué, como en Egipto, una ciudadanía capaz de movilizarse, deponer a un dictador y establecer un régimen democrático no es capaz, en cambio, de encontrar un escenario de convivencia pacífica?

En enero de 2011, es decir, al principio de la crisis de Egipto, Gail Tverberg llamó mi atención con un artículo de su blog Our Finite World, en el que planteaba un punto de vista poco frecuentado en los medios. El gráfico 1 está sacado de dicho artículo y lo que muestra en relación con la situación previa a las revueltas es lo siguiente: la producción de petróleo de Egipto había disminuido paulatinamente desde el máximo de mediados de los años 1990, en tanto que el consumo interno no había dejado de aumentar, de manera que el saldo exportador se redujo rápidamente hasta prácticamente desaparecer en 2008. El declive continuado de la producción se puede intentar explicar de mil maneras, pero la razón última es geológica: aunque a algunos esto aún les resulte chocante, los yacimientos de petróleo tienden a agotarse a medida que se explotan. En cuanto al incremento del consumo, uno podría pensar que entre 1970 y 2009 los egipcios se convirtieron en unos manirrotos del petróleo. Lo cierto es que en ese periodo la población egipcia pasó de 36 a 80 millones de habitantes y el consumo per capita no creció más que en otros lugares con estándares más altos (por ejemplo, en relación con España, se mantuvo siempre entre 3 y 5 veces más bajo). 

Gráfico 1. Producción, consumo y saldo exportador de petróleo en Egipto. Fuente: Gil Teverberg 2011.

La lectura de Tverberg era clara: la desaparición del saldo exportador de petróleo había supuesto un empobrecimiento real y muy significativo de la población egipcia. Este hecho, prácticamente omitido en los análisis, podía tener un peso importante en el desarrollo de los acontecimientos. Y, desde luego, el hecho de que el cambio político logrado en febrero de 2011 (caída de la dictadura y establecimiento de la democracia) no haya traído nada parecido a la calma parece corroborar que el problema puede tener ingredientes más allá de la política. 

La fuente de los datos que Tverberg presentaba en el gráfico era el BP Statistical Review, que sólo proporciona datos de consumo para unos pocos países árabes. Sin embargo, tirando de la reciente publicación de los datos de la US Energy Information Adminsitration la misma Tverberg incluye el gráfico siguiente en un artículo publicado este mes de septiembre en Our Finite World:


Gráfico 2. Producción y consumo de petróleo en Siria. Fuente: Gail Teverberg 2013.

¿Qué vemos en este gráfico? Pues tres cuartos de lo mismo: el declive de la producción desde mediados de los 1990 (insisto: los yacimientos de petróleo no son inagotables) y el aumento sostenido del consumo acaban por dar al traste con dos décadas de auge exportador. Este proceso, sean cuáles sean las virtudes o los defectos de las instituciones económicas sirias, ha tenido que suponer un empobrecimiento real, profundo y rápido de la población. Qué papel ha podido tener este empobrecimiento en el desarrollo de los acontecimientos que han derivado en la actual guerra civil es una cuestión que no creo que se deba pasar por alto. Por cierto, la debacle económica provocada por la guerra se aprecia claramente en el gráfico en forma de caídas bruscas tanto de la producción como del consumo de petróleo en los dos últimos años.

En este punto, a mí me pide el cuerpo mirar qué pasa con el petróleo en los otros países donde la primavera árabe ha arraigado con fuerza. En Yemen, Túnez y Libia, como en Egipto, las movilizaciones lograron un cambio de régimen. Para Yemen, el artículo de Tverberg proporciona el gráfico 3 siguiente. La coincidencia con Siria y Egipto es sorprendente.

Gráfico 3. Producción y consumo de petróleo en Yemen. Fuente: Gail Teverberg 2013.

Bueno, hasta aquí parece que hay un patrón claro. Algunos países árabes han disfrutado durante dos o tres décadas de una renta petrolera más o menos holgada que ha permitido a sus poblaciones acceder a niveles crecientes de prosperidad. En estas condiciones, los gobiernos totalitarios de esos países han tenido mucho más fácil mantener la calma social necesaria para continuarse en el poder. La desaparición relativamente rápida de esta renta, debida a la imposibilidad geológica de mantener los niveles necesarios de producción de petróleo, habría propiciado el clima de malestar social y deseo de cambio origen de los movimientos revolucionarios. El cambio político por sí sólo no puede revertir la situación de empobrecimiento, lo que ayudaría a explicar la persistencia de los disturbios después de la caída del dictador en Egipto. 

La teoría sería mucho más potente si en Túnez y Libia encontráramos el mismo patrón. Supongo que la realidad es mucho más complicada, porque la verdad es que no es el caso. En Túnez la producción de petróleo, aparentemente en un lento declive desde 1980, ha sido siempre relativamente menos importante. No dispongo de datos de consumo para comparar, pero no es esperable que la exportación de petróleo haya tenido un peso determinante en la prosperidad del país (ver gráfico 4).


Gráfico 4. Producción de petróleo en Túnez. Fuente: elaboración propia a partir de datos de BP Statistical Review of World Energy 2013.

Y el caso de Libia, finalmente, es completamente distinto. Con producciones sostenidas en el entorno de 1,5 millones de barriles diarios, Libia tiene capacidad para mantener un saldo exportador muy importante así que, lejos de empobrecerse, el país ha debido incrementar notablemente sus ingresos en los últimos años gracias a la subida del precio del petróleo. Sin embargo, el caso libio es muy interesante por otra circunstancia que también lo distingue: hasta el momento, Libia es el único país envuelto en la primavera árabe en el que las potencias occidentales han intervenido de forma decidida apoyando militarmente el cambio de régimen. En este punto no puedo evitar pensar en otra circunstancia más que hace especial a Libia: 
entre los países árabes con capacidad clara de exportación de petróleo, Libia es el único que antes de la primavera árabe no estaba alineado con las potencias occidentales (ya fuera voluntariamente o mediante ocupación militar). Tal vez la voluntad de apoyo a una ciudadanía en lucha contra un dictador no haya sido la motivación principal de la intervención en Libia. Tal vez el uso de armas químicas por parte del régimen de al-Assad sea solo un pretexto para una posible intervención en Siria. Tal  vez. "En general me gusta saber por qué combatimos" dice Obelix en una viñeta de Asterix y el Caldero en la que toca liarse a tortas cuando todavía no se ha enterado de por qué. A mí, en general, me gustaría saber de verdad por qué intervenimos cuando nuestros gobiernos o los de nuestros aliados deciden involucrarnos en alguna guerra.

Fuentes:

El blog de Gail Tverberg Our finite World se encuentra en http://ourfiniteworld.com/
Los artículos de los que he tomado los gráficos son:
What Lies behind Egypt's Problems (29 de enero de 2011)
Oil and Gas Limits Underlie Syria’s Conflict (9 de septiembre de 2013)

Los datos para el gráfico 4 se han tomado del BP Statistical Review of World Energy 2013 que se puede descargar aquí:
http://www.bp.com/en/global/corporate/about-bp/statistical-review-of-world-energy-2013.html


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