domingo, 9 de noviembre de 2014

Krugman, o de cuando algunos economistas creen que algunos científicos se creen más listos que los economistas

No hay duda, Paul Krugman es un genuino abanderado del crecimiento económico. En este blog, más de una vez le he encuadrado en el terraplanismo económico, esa visión de tantos y tantos economistas según la cual no existen límites naturales al crecimiento económico, una visión incompatible con una Tierra esférica y, por lo tanto, finita. Pero a juzgar por un artículo suyo publicado hace un mes en The New York Times, su posición podría ser más sofisticada. El artículo se titula Slow Steaming and the Supposed Limits to Growth y su primer párrafo me ha servido de excusa para el título de esta entrada:

"El pesimismo ambiental hace extraños compañeros de cama. Parece que estamos viviendo un momento en el que tres grupos con agendas muy diferentes - conservadores anti medio ambiente, gente de izquierdas anti capitalista, y científicos que se creen más listos que los economistas - han formado una alianza impía a favor de la tesis de que reducir la emisión de gases de efecto invernadero es incompatible con el crecimiento del PIB real." (Mi traducción*)

En el artículo, Krugman muestra un ejemplo concreto en una actividad económica enfrentada a una situación de carestía energética para ilustrar cómo la economía puede adaptarse para producir lo mismo (o incluso más) consumiendo menos energía. La actividad económica en cuestión es el transporte marítimo de mercancías. Al parecer, en 2008 y ante la enorme subida del precio del petróleo, las compañías navieras que operaban rutas intercontinentales tomaron una decisión simple: reducir la velocidad de navegación de sus buques mercantes. En efecto, reducir la velocidad de navegación reduce el consumo de combustible del buque.

Pero no nos podemos parar aquí: si los barcos navegan más despacio no podrán hacer tantos viajes como antes, así que al final la cantidad de mercancías transportadas será menor. Aunque Krugman no lo menciona explícitamente, esto formaba parte de la situación de 2008: con la crisis había muchas menos mercancías que transportar por lo que para las navieras la decisión estaba entre reducir la velocidad o mantener buques inactivos. Pero lo relevante para el argumento es que la reducción de consumo de combustible que acompaña a una reducción de velocidad es proporcionalmente mayor. Es decir: si reducimos la velocidad pongamos por caso un 20%, la reducción de consumo de combustible es sustancialmente mayor que un 20%, digamos que un 40%. El caso es que la reducción de velocidad se puede compensar utilizando más barcos: si tengo 125 barcos navegando un 20% más despacio transportarán lo mismo que 100 barcos a la velocidad original (en realidad un poco más, porque los tiempos de carga y descarga no se ven afectados por el cambio de velocidad). Y como esos 125 barcos consumen cada uno un 40% menos, resulta que en total estamos transportando la misma cantidad de mercancías con un 25% de ahorro de combustible. Fantástico, ¿no?

Pues bien, parece que el Sr. Krugman tiene razón: se puede producir más con menos energía. Basta con, en sus propias palabras, "aplicar más capital y más trabajo": más barcos y más tripulaciones en el caso del ejemplo. Así que incluso en un planeta esférico en el que el suministro de combustibles fósiles fuera limitado, la economía podría seguir creciendo indefinidamente. 

Bueno, vale, se trata sólo de un ejemplo, y el propio Krugman lo advierte: no es ni de lejos el más importante ni de ninguna manera suficiente para, por sí mismo, marcar la diferencia. Pero naturalmente, si lo utiliza es porque lo considera ilustrativo. Y ahí quería yo llegar, porque en eso coincido con él: para mí el ejemplo ilustra perfectamente cómo ante una situación de carestía energética la economía se adapta moviéndose hacia soluciones en las que es necesario (en palabras del propio Krugman, insisto) "aplicar más capital y más trabajo" para lograr los mismos resultados. Es decir, en términos más acordes con la jerga de los economistas, soluciones que reducen la productividad de los factores. Y aquí es donde reside el problema: hasta donde se sabe, el crecimiento económico está ligado al aumento de la productividad de los factores, o así nos lo suelen explicar la mayoría de los economistas. 

Un carguero de gran tonelaje y un "dhow" cerca de la costa de Dar es Salaam (Tanzania). Dos maneras de transportar mercancías en el mar. El consumo de combustible que requieren una y otra es muy diferente. La cantidad de trabajo también.

En otras palabras: el ejemplo que nos brinda el Sr. Krugman ilustra perfectamente cómo la escasez de energía (o, lo que para el caso es lo mismo, la necesidad de usar menos energía para proteger el clima) puede revertir la tendencia secular a sustituir trabajo humano por capital más energía sustituyendo, en cambio, energía por capital más trabajo. La sustitución de trabajo por capital más energía es, a todas luces, la que ha permitido el enorme crecimiento de las economías avanzadas por vía del aumento de la productividad del trabajo. En cambio, en el ejemplo de Krugman la navegación lenta permite ahorrar energía pero cada hora de trabajo de los miembros de la tripulación de los buques de carga rinde menos en cantidad de mercancías transportadas. Si este tipo de soluciones se generalizan y cada una de nuestras horas de trabajo rinde menos en producto, no acabo de ver cómo podremos seguir sosteniendo el crecimiento del PIB per capita real. Y eso sin tener en cuenta que tendremos que dedicar aún más horas de trabajo para construir y mantener un capital físico que antes no necesitábamos (barcos extra en el ejemplo) y que en las nuevas condiciones es menos productivo. 

Creo que el señor Krugman debería desarrollar más su ejemplo explicándonos la nueva teoría según la cual el crecimiento económico real se puede sostener a largo plazo en condiciones de disminución de la productividad de los factores, y en concreto de la del trabajo. De otro modo, tal vez lo que va a crecer es el número de científicos que supuestamente se creen más listos que los economistas.

Notas:

(*) En el original Krugman no dice científicos a secas sino "hard scientists", en referencia a los científicos de las disciplinas "duras" (la física, la química, la biología, etc.) por oposición a los de las "ciencias sociales". Lo de "hard" se ha caído de mi traducción por dos razones. La primera: no se me ocurre una buena traducción al español para "hard scientist". La segunda: debo reconocer que con artículos como el que comento aquí cada vez me cuesta menos mantener a los economistas en una categoría conceptual separada de la de los científicos.

Fuentes:

El artículo de Paul Krugman comentado se encuentra aquí:
http://krugman.blogs.nytimes.com/2014/10/07/slow-steaming-and-the-supposed-limits-to-growth/

sábado, 1 de noviembre de 2014

Petróleo, ¿dónde narices estamos?

De un tiempo a esta parte el petróleo está apareciendo en los medios con bastante frecuencia, muchas veces con titulares llamativos que suelen ir ilustrados con un gráfico como el 1, como el 2 o con uno de cada. Los dos hechos que reflejan los gráficos y de los que se están haciendo eco los medios son a) que la producción de petróleo de Estados Unidos está creciendo de forma sostenida desde hace cuatro años y b) que durante varios meses el precio del petróleo está bajando y ya se encuentra cerca de 80 dólares/barril, bastante lejos de los 100 dólares/barril a que nos tenía acostumbrados desde hace varios años.

Gráfico 1. Producción e importaciones de petróleo de Estados Unidos desde 1994. A partir de 2011 la producción de crudo está creciendo a un ritmo no visto en décadas, contribuyendo decisivamente a la reducción sostenida de las importaciones. Fuente: U.S. Department of Energy.

Gráfico 2. Evolución del precio del petróleo WTI. En los últimos 4 meses el precio del petróleo ha pasado de estar por encima de 100 $/barril a rondar los 80. Fuente: nasdaq.com, 28 de octubre de 2014.

Puestas las dos cosas juntas y aderezándolas con un poco de alegría es fácil no resistirse a la conclusión de que esas teorías de que el petróleo iba a ser cada vez más escaso y más caro no son más que patrañas. Pues quién sabe, a lo mejor es verdad. Pero vamos a mirar esto con un poco de calma...

Empecemos por el precio. Una cosa está clara: si el precio está bajando es porque el equilibrio entre la oferta y la demanda se está desplazando hacia más oferta, menos demanda o las dos cosas. En lado de la oferta, Estados Unidos tiene mucho que ver, naturalmente: mientras la producción de crudo de aquel país crece a buen ritmo, la producción del resto del mundo está prácticamente estancada desde 2005 (ver gráfico 3).
Gráfico 3. Serie anual de producción mundial de petróleo separando la de Estados Unidos. Después de 6 años de estancamiento, la producción mundial está creciendo desde 2011, pero la producción fuera de Estados Unidos sigue prácticamente estancada en el entorno de 76 mbd. Fuente: elaboración propia con datos de BP 2014.

¿Y qué tenemos por el lado de la demanda? Pues que las economías de Europa y Japón siguen en letargo, algunas economías emergentes han dejado de crecer, como Brasil, y China crece "sólo" a buen ritmo en lugar de crecer a lo bestia como venía haciendo estos últimos años. Si la economía crece poco, la demanda de petróleo también crece poco.

Así que todo cuadra: juntemos más oferta con una demanda languideciente y los precios bajarán. La pregunta entonces es: ¿es esta una situación estable?, es decir, ¿podemos esperar una oferta de petróleo más abundante y a menor precio en el futuro?. Las preguntas con la palabra "futuro" suelen ser difíciles de responder con seguridad, pero para formarse una idea sobre esta en concreto conviene tener presente una serie de cosas a las que a veces no se les da tanta resonancia mediática:
  1. Como he dicho más arriba, uno de los ingredientes de la coyuntura actual de precios del petróleo es una demanda adormecida. Nos guste o no, nuestra economía global es todavía adicta al petróleo: bastaría con cualquier amago de retorno a la senda del crecimiento en las economías desarrolladas (las que más petróleo consumen) o una vuelta a crecimientos fuertes en las emergentes para que la demanda de petróleo volviera a tirar con fuerza del precio.    
  2. Una bajada de 100 a 80 dólares por barril es muy significativa, pero no nos engañemos: 80 dólares por un barril de petróleo sigue siendo un precio muy caro. El gráfico 4 muestra un histórico de precios mensuales del petróleo desde enero de 2000. Se aprecia claramente que el precio actual sigue estando muy por encima de los que eran normales hace sólo 10 años y que la bajada reciente no es, de momento, tan excepcional.
  3. Habitualmente Arabia Saudí asume la tarea de sostener el nivel de precios modulando su producción. Si el precio baja más de la cuenta, cierra un poco el grifo y la consiguiente menor oferta hace subir el precio. Así ayuda a sus socios de la OPEP, que tienen menos margen y necesitan precios altos para sostenerse en calma. En los últimos meses parece que los saudíes están descuidando ese papel. No está claro el porqué, pero podrían retomarlo en cualquier momento y devolver el precio al nivel de los 100 dólares.
  4. El fracking es caro. La bonanza petrolera reciente en Estados Unidos se basa en yacimientos de tight oil que requieren esta tecnología para su explotación y, de hecho, el boom ha sido posible gracias al contexto de precios altos sostenidos de los últimos años. No está nada claro que con los precios actuales la explotación de estos yacimientos resulte económicamente sostenible. Si los precios siguen bajando, el incremento de producción de Estados Unidos podría irse al traste. Y, en cualquier caso, en la medida en que el incremento o el sostenimiento de la producción de petróleo dependa de recursos como el tight oil (o de las arenas bituminosas de Canadá), el precio de esta materia prima será necesariamente alto.
  5. Y, por último, incluso con precios altos la cantidad de petróleo disponible para su explotación en yacimientos de tight oil es bastante limitada. La bonanza petrolera reciente en Estados Unidos podría ser una "flor de unos pocos años", si se me permite la expresión.

Gráfico 4. Serie histórica de precios del petróleo importado en Estados Unidos desde enero de 2000 hasta septiembre de 2014. La línea azul representa los precios ajustados por la inflación. Fuente: EIA.

De los cinco puntos anteriores, los cuatro primeros tienen un cariz bastante coyuntural y a mí los aspectos coyunturales se me suelen escapar con facilidad. Por eso me voy a centrar en el quinto, que es el que me parece más sólido en sus implicaciones a medio y largo plazo. De nuevo, saber cuánto recurso hay disponible para la producción futura de petróleo en Estados Unidos es una pregunta difícil, salvo que nos queramos conformar con la respuesta obvia para (casi) todos: es una cantidad limitada. Pero hay en aquel país una institución que presumo bien dotada de medios y que tiene entre sus cometidos proporcionar respuestas informadas sobre este tipo de cuestiones: la U.S. Energy Information Administration (EIA). Las previsiones que publicó la EIA en su Annual Energy Outlook de 2014 se muestran en el gráfico 5, tomado de dicha publicación. Vemos que en el caso de referencia se prevé que la producción deje de crecer antes de 2020, en un nivel próximo a los 10 mbd (es decir, en el mismo orden que la producción saudí actual) y comience a disminuir a partir de entonces. Así que, según la EIA, la fiesta no va a durar mucho tiempo.
Gráfico 5. Histórico y proyecciones de producción de petróleo en Estados Unidos. Fuente: EIA Annual Energy Outlook 2014.
Pero es que, además, hay motivos para sospechar que las previsiones de la EIA pecan de exceso de optimismo. Un informe publicado por el Post Carbon Institute con el título Drilling Deeper hace una revisión exhaustiva de las predicciones de la EIA yacimiento a yacimiento y concluye que en el 98% de la producción, las previsiones del escenario de referencia del Annual Energy Outlook 2014 están afectadas por un sesgo optimista "alto" o "muy alto". Según Drilling Deeper las producciones de los próximos 4 o 5 años serán similares a las que predice la EIA, pero el declive posterior al pico será mucho más pronunciado. ¿A quién creer? 

En el mismo Drilling Deeper nos proporcionan un argumento: el historial reciente de la EIA en predicciones sobre recursos en yacimientos pizarrosos (tight oil y shale gas) deja mucho que desear. Por ejemplo, la EIA estimó inicialmente en 410 Tm3 los recursos de shale gas disponibles en la formación Marcellus en el Este del país. En 2011 revisó a la baja esta cifra hasta 84 Tm3 (una reducción del 80%) después de que el US Geological Survey publicara un informe al respecto. Un portavoz de la EIA declaró entonces: "Consideramos al USGS expertos en esta materia. Ellos son geólogos, nosotros no. Vamos a tomar esta cifra y utilizarla en nuestros modelos" (mi traducción). Para el tight oil de la cuenca de Monterey, en California, una estimación inicial de recursos de 15.4 Gb sufrió en 2013 una revisión a la baja del 96% (hasta 0.6 Gb) después de un informe de David Hughes, el autor de Drilling Deeper. Vamos, que si hacemos caso a los "expertos en la materia" la fiesta va a durar mucho menos que lo que prevé la EIA.

En fin, que a mí me sigue pareciendo que, a pesar de la coyuntura de precios y de la renacida bonanza petrolera en Estados Unidos, todo apunta a que el escenario de fondo es y va a seguir siendo de carestía energética y que, como consecuencia, las perspectivas económicas globales no son muy halagüeñas. Aunque esto no es óbice para que los que tienen que llevar las riendas de la política económica, arropados por toda una pléyade de economistas de la Tierra plana muy seguros de su ciencia, sigan buscando la senda del crecimiento como única salida posible.

Fuentes:

El gráfico 1 se puede encontrar es esta página de la web del US Department of Energy.

El gráfico 2 se descargó de nasdaq.com el 28 de octubre de 2014

Para el gráfico 3, los datos se han obtenido de BP 2014

El gráfico 4 está tomado esta página de la web de la EIA.

EIA: Annual Energy Outlook 2014

Post Carbon Institute, David Hughes: Drilling Deeper 

Las declaraciones en relación con la revisión a la baja de Marcellus se pueden ver en esta noticia de Bloomberg.

Sobre la revisión a la baja de la estima de recurso en Monterey, se puede consultar esta noticia